En el mes de Abril comenzamos con ilusión a plantearnos
las vacaciones y consideramos que este año debíamos llevar
a la práctica el sueño de propiciar el reencuentro
de mi suegra con su pueblo, dilatado durante 16 años.
El lugar Villalpando, situado en la meseta castellana,
zona de Tierra de Campos, donde encuentras trigo, sol, construcciones en
adobe y sus maravillosas gentes.
La primera sorpresa cuando llegas es que descubres la
modernización de sus calles y de sus casas. Estas últimas
construidas en ladrillo, cemento o cerámica. La visión que
yo tenía de esa tierra mezclada con paja elevándose
y creando un conjunto de edificaciones tan armonizado se había perdido.
Más tarde me di cuenta que las viejas construcciones
en barro seguían y que el cambio se había producido en el
recubrimiento exterior, en sus fachadas; parecía que la sabiduría
popular se mantenía.
Os quedaríais maravillados de las siestas tan
frescas que hemos realizado y de la necesidad de una manta cuando llega
la noche, sin recurrir a ningún aparato de climatización.
Esta situación me volvió a confirmar un hecho, que no podemos
olvidarnos de los conocimientos autóctonos del lugar. La arquitectura
vernacular es una inspiración constante para nosotros y tiene
más en cuenta la climatización integrada en la vivienda que
los edificios construidos en la actualidad.
El análisis de cómo la ropa protege al
ser humano tanto frente al calor como al frío, nos lleva a la relación
comparativa del individuo y de la vivienda como hechos a proteger. El árabe
lo logra con ropa abundante y holgada. Entre la ropa y su piel se crean
unos espacios de aire en continua renovación por efecto del viento
y del movimiento, que le producen un aislamiento. Si esto lo trasladamos
a la vivienda nos damos cuenta de la importancia esencial en la creación,
de ventilación cruzada a la hora de diseñar un edificio.
Observamos que tanto el color, la textura, el grueso
de los muros o la cubierta son elementos de análisis de todo proyecto
que nos pueden ayudar en la incorporación de sistemas pasivos de
climatización.
Toda esta experiencia utilizada a lo largo de la historia
es una fuente que nos guía en los sistemas de refrigeración
natural y que podemos intentar adaptarlos a los requerimientos de los sistemas
de vida actual.
Podemos encontrar en pueblos mediterráneos ejemplos
de aplicación de ventanas tradicionales árabes del tipo celosía
con las cuales se consigue sombra, ventilación e intimidad. La incorporación
del agua en los patios andaluces, permite lograr con su evaporación
una mayor refrigeración. Recorriendo los pueblos costeros
españoles, comprobamos como la fachadas pintadas con colores claros,
casi siempre blancos, consiguen una mayor reflectividad y disminución
de las temperaturas.
Con elementos del propio edificio o superpuestos, se
puede conseguir un sombreado mayor en las partes exteriores del edificio
que disminuya la necesidad de colocar sistemas de refrigeración.
Esto mismo nos pasa con una fachada con textura, será más
fría que si es completamente lisa, ya que una parte de su superficie
permanece a la sombra y absorbe menor radiación.
Nuestra climatología mediterránea obliga
a que las viviendas tengan calefacción en invierno y refrigeración
en verano. Si evaluáramos nuestros recursos podríamos lograr
al diseñar nuestros edificios, sistemas de refrigeración
natural que minimicen los usos de los aparatos de aire acondicionado.
Laura Baringo
Setembre 2000